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TEXCOCO... el futuro de la Ciudad de México.

03 de Febrero de 2003

 

 

 

Quiero dedicar este artículo, a un tema que me ha tomado cierto tiempo digerirlo, y hoy intento abordarlo con las reservas técnicas que su servidor pueda tener.

Texcoco siempre me ha parecido un área de reserva ecológica, con una estratégica ubicación al nororiente, o casi oriente de la Ciudad de México, que nos sirve para poder seguir respirando un aire razonablemente bueno.

Si por un momento tomáramos un plumón, y rellenáramos todo el Vaso de Texcoco, con una mancha urbana, nuestra Ciudad se colapsaría en forma definitiva.

Si entendemos como Texcoco, un perímetro que va en el norte desde el municipio de Atenco, con límite de la Carretera México Tepexpan-Texcoco, al nor-poniente, con ex-Sosa-Texcoco o "La Espiral" que pertenece al municipio de Ecatepec, al oriente ya excluyendo el Municipio de Chiconcuac, y bajando al centro e incluido por supuesto todo el municipio de Texcoco, y tomado como límite oriental la carretera federal México-Texcoco.

Al sur una pequeña parte del municipio de Chimalhuacán, y todo el Lago Nabor Carrillo, que sigue perteneciendo a Texcoco. Al Sur-Poniente, tomando como límite el bordo de Xochiaca, y al Poniente la continuación o nueva ampliación del Anillo Periférico, que delimita a la izquierda toda la zona de Aragón, y volvemos hacia el norponiente a encontrarnos con la unión de los municipios de Atenco, Texcoco y Ecatepec.

Todo el perímetro anteriormente descrito, ocupa una superficie estimativa equivalente a cerca del 15% del Distrito Federal, y prácticamente está deshabitada, siendo una reserva ecológica de una importancia definitiva.

No deseo entrar a profundos estudios urbanos, ecológicos, sociales, políticos, o financieros, pues el análisis y síntesis de todos ellos se antoja imposible, pero si trataré de manejar algunos conceptos muy elementales.

En primer lugar, quiero invitar al lector o lectora, a tomar la autopista que sale de la desviación de Av. Oceanía en Aragón, y que llega a Texcoco, en el entronque de la carretera México- Tepexpan, misma que después entronca con la federal México-Texcoco, y observar el paisaje de ambos lados.

Es absolutamente impresionante ver las tremendas planicies verdes que hay de un lado y otro, y darse cuenta del fantástico pulmón que ahí tenemos.

Los patos canadienses no se equivocan, y tampoco las garzas blancas que ahí residen.

Ahora bien... veamos como era el aspecto de este paisaje en el año 1519...

 

Como se podrá observar el lago predominaba casi toda la superficie plana del Valle de la Gran Tenochtitlan, desde Chalco hasta Zumpango.

La perspectiva era auténticamente de una Ciudad incomparable en el resto del planeta.

Veamos...

Sin embargo, después de casi cinco siglos, estamos en un caos que parece no tener un fin, y que seguirá extendiéndose cada vez mas y mas, pero no trato de ver negativamente ese crecimiento, pero si de poner un alto inmediato e histórico, que impida en lo siguientes diez siglos o mas, la invasión de un metro cuadrado mas en esa extensión que nos queda.

Y aunque suene paradójico, la solución real es la construcción del nuevo aeropuerto, pues será el detonante de un alto definitivo en la contracción de la mancha ecológica...

Las razones son simples.

Las pistas del aeropuerto, ocuparán una plancha de concreto, de una superficie imperceptible dentro de toda esta reserva, y si serán decretadas muchas miles de hectáreas de área verde y de mantos acuíferos que servirán para impedir para siempre una contracción de esta área, con invasiones habitacionales.

Veamos...

Las pistas estarán rodeadas de áreas verdes, y en esa superficie no se podrá construir nada, por ser parte del aeropuerto.

El proyecto de los Arquitectos González de León y Kalach, contemplan la recuperación de lagos y reservas de agua, que ocuparán quizás un 80% de todo el perímetro descrito anteriormente.

Las calzadas, avenidas y calles que accesarán el nuevo aeropuerto, y las zonas comerciales e industriales, estarán en los perímetros ya existentes, sin ocupar prácticamente nada de toda esta reserva.


En pocas palabras, quizás podamos volver a ver, parte de la imagen que tuvo Hernán Cortés al observar por primera vez, La Gran Tenochtitlan, desde el paso que hoy lleva su nombre.

Además el nuevo proyecto contempla, un complejo pero fabuloso sistema de lagos y depósitos de aguas pluviales, y recuperación de aguas negras e industriales, con lo que ya no tendríamos que depender tan delicadamente de un Cutzamala, y pozos que cada día se agotan mas y mas.

Creo que muy independientemente de los problemas políticos que siempre tiran por la borda, proyectos tan sensacionales como el que hoy tenemos con Texcoco, deberíamos todas las clases sociales de este país pero muy especialmente de esta Ciudad, retomar con preocupación y un alto nivel de conciencia, este proyecto, y vendérselo a los Señores de Atenco y Texcoco, no con la idea de perjudicar a nadie, si no mas bien de convencerlos que en sus manos está la supervivencia real de esta gran mancha urbana, hoy llamada Ciudad de México, y que alguna vez fue la esplendorosa GRAN TENOCHTITLAN.

El gobierno federal no debe intentar nuevamente la expropiación y pagar ofensivamente a siete pesos el metro, sino proponer una fecha para una nueva expropiación pero con tiempo suficiente para no llegar a esa medida necesaria, sino mas bien lograr una compraventa a 70, 100, o 300 pesos el metro, pues creo que el futuro de la ciudad bien vale mas de 400 o hasta 500 pesos cada metro de terreno.

La pobreza extrema en que viven muchos ejidatarios no solo de Atenco, sino del resto del país, se debe a una necedad ciega, pues no observan que la riqueza que no tienen en sus manos, es porque la tienen debajo de sus pies.

De todos modos yo sigo soñando que el futuro visitante que aterrice en el nuevo aeropuerto, verá las pirámides, los nuevos lagos, los volcanes, y la ciudad más grande del mundo...

¿Hay algo parecido que pudiera comparársele en nuestro planeta?

 

Claudio Márquez Passy

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